Televisión

Diferencias entre Operación Luna y Operación Palace

El programa ‘Operación Palace’ de Jordi Évole se basa en un programa frances de 2002 llamado ‘Operación Luna’ que juega con el espectador convirtiendo en un montaje falso la llegada del hombre a la luna. Hay grandes diferencias entre ambos trabajos televisivos, las que van entre un programa inteligentemente brillante y una farsa facilona.

La comparación entre el programa de Jordi Évole llamado ‘Operación Palace’ y la famosa emisión radiofónica ‘La guerra de los mundos’, realizada por Orson Welles hace 75 años, está rayando en lo absurdo. Como el propio Évole reconoce, su programa está basado en ‘Operación Luna’, lo cual ni siquiera oculta en el título, claramente inspirado en el «mockumentary» (o «documentira», según la terminología de Agnès Varda) dirigido por William Karel para el canal ARTE France. De hecho, el programa francés se llamó primero ‘Dark side of the moon’, aunque finalmente se decidieron por un nombre mucho más enigmático: ‘Opération Lune’.

Como ya conté en este blog hace ocho años, vi Operación Luna en el desaparecido canal Documanía. Lo pillé empezado y cuando terminó estaba ya tan enfrascado en una discusión sobre lo que acababa de ver que ni siquiera atendí a las tomas falsas mostradas acompañando los títulos finales. Le dí crédito, es decir, fui lo suficientemente inocente como para creerlo, no sin cierta desconfianza y extrañeza. Volví a verlo días más tarde y tras algunas indagaciones llegué a la conclusión de que todo era falso, un fascinante ejercicio de hiperrealidad.

‘Operación Luna’ mezcla de forma magistral datos verdaderos con imágenes de archivo y testimonios reales sacados de contexto

La tesis de ‘Operación Luna’ era que la misión del Apollo 11 nunca había llegado a la luna. El gobierno americano habría pedido ayuda al director de cine Stanley Kubrick para vender a la opinión pública mundial una gesta inexistente. El documental es una simulación que utiliza magistralmente imágenes de archivo reales sacadas de contexto, mezclando hábilmente datos verdaderos con otros falsos y mostrando testimonios de personajes que hablaban de otras ‘guerras’ con los de actores representando ciertos papeles, siguiendo un guión impecable.

Cuando vi el avance de ‘Operación Palace’ en laSexta supuse que estaría basado en esa propuesta de Karel de hace más de una década. Me lo confirmó el hecho de que Évole evitase contar nada sobre un documental que ni siquiera se iba a emitir con el identificador de ‘Salvados’, ineficaz maniobra que pretendía no contaminar ese programa con un ejercicio de hiperrealidad nada fácil de entender por buena parte de la audiencia. La reacción en medios sociales ha demostrado que a muchos no les gustó nada, tanto como que había sido inútil evitar la identificación con el programa de Évole, puesto que había sido programado a la hora acostumbrada y con el nombre del periodista como reclamo.

Diferencias entre Operación Luna y Operación Palace

¿Cuáles son las diferencias entre el programa francés y el de Évole? ¿Por qué aquel me parece un audaz y brillante experimento mientras este un trabajo torpe y exento de talento? Partamos del hecho de que no es lo mismo hablar del 23F que de una gesta patriótica para el pueblo americano, pero que desde Europa se ve de forma mucho más descreída y hasta crítica. La carrera espacial no dejaba de ser una demostración de fuerza en plena guerra fría entre EEUU y la URSS. Sin embargo, tras 33 años el golpe de estado que tuvo secuestrado el Congreso de los Diputados aún es recordado por las horas de angustia y miedo tras haber asistido a lo que podría haber sido una escabechina. Personalmente, estaba escuchando en directo la retransmisión de la SER y tuve el convencimiento de que las ráfagas de tiros habían tenido un objetivo mucho más letal que dañar el techo del hemiciclo.

Una vez explicado por qué para muchos es desagradable hacer bromas con un hecho tan lamentable de nuestra historia reciente, aunque para otros demuestre falta de sentido del humor, detallaré por qué un trabajo me parece brillante y el otro no. Aunque mejor dejaré que lo explique el propio Karel, entresacando estas palabras de una entrevista concedida a la página web de ARTE:

¡Ninguno entró en el juego! No pusimos a ninguno de los testigos reales sobre aviso: ni a la gente de la NASA, ni a Aldrin, ni a la mujer de Kubrick, ni al hermano de ésta. Simplemente hay siete actores a los que se les dio un guión y que hacen de testigos. Las imágenes de los consejeros de Nixon provienen de la película “Los hombres de la Casa Blanca”. Utilizando convenientemente sus testimonios, bastaba con tener un testigo falso, en este caso una secretaria de Nixon, para que hiciese de enlace y consiguiese que la historia fuese creíble. A los verdaderos testigos les dijimos que estábamos rodando una película sobre Kubrick, sobre sus películas, sobre la Luna o sobre la NASA, y les hacíamos preguntas un poco vagas…

Ese es el secreto. Ninguno de los personajes conocidos que aparecen en el falso documental entraron en el juego. Los testimonios de Rumsfeld, Kissinger, Eagleburger, Helms, Haig o Walters proceden de una serie de entrevistas grabadas, sometidas a una descontextualización. Las palabras de Donald Rumsfeld, por ejemplo, leídas fuera del contexto no dicen prácticamente nada, pero colocadas convenientemente en medio de la narración son interpretadas debidamente por el espectador. En cuanto a los de otros como la familia Aldrin, Elbaz o Hoffman, simplemente se les hizo creer que se rodaba un documental sobre otro tema. Solamente tengo dudas respecto al testimonio de la viuda de Kubrick, aunque probablemente sea cierto que tampoco conocía el objetivo del supuesto documental.

Diferencias entre Operación Luna y Operación Palace

Sin embargo, en el programa de Évole todos los testimonios son pactados. Se les ha informado de la farsa y convencido para que participen de ella. Esto es parecido a lo de esos magos que realizan su ilusión ante un público cómplice y utilizando cortes de cámara o efectos digitales. Es el caso del famoso Dynamo, capaz de borrar digitalmente el arnés que le sujeta mientras camina en horizontal por la fachada de un edificio ante un público de actores que simulan sorpresa. En definitiva, es la diferencia entre el truco y la farsa.

Aún digo más, en el caso de los siete testimonios falsos representados por actores, el programa francés juega con el espectador retándole a descubrir el truco. La humorada puede ser descubierta fijándose en los nombres dados a esos personajes. Jack Torrance, el joven productor de Hollywood del que se habla, es el nombre del protagonista de ‘El resplandor’, película precisamente de Stanley Kubrick. David Bowman, el supuesto técnico de la NASA, medio ciego en la actualidad, que recuerda el carácter bromista de Armstrong, es el nombre de un personaje creado por Arthur C. Clarke y Kubrick para la serie ‘Odisea del espacio’. Dimitri Muffley, ese antiguo agente de la KGB que afirma poseer una fotografía (el poder de Photoshop y su capacidad de crear fotomontajes) en la que se ve a su vez una foto de Kubrick olvidada en el suelo lunar reproducido en el estudio de la Metro en Londres, es un nombre creado a partir de los del presidente estadounidense (Merkin Muffley) y su homólogo soviético (Dimitri) en ‘¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú’, otro film del gran Kubrick.

El programa de Évole no tiene el carácter de juego inteligente con el espectador del programa francés en el que se basa

Pero no todos los personajes falsos imaginados por Karel se correspondían con nombres de personajes en filmes de Kubrick. Eve Kendall aparece en el thriller de Hitchcock ‘Con la muerte en los talones’ y es la supuesta secretaria de Nixon que decide revelar todas las claves de la trama. Y el experto huido y reconvertido en monje se llama Ambrose Chapel, como un personaje de ‘El hombre que sabía demasiado’, otra obra del mago del suspense. Como vemos, hay un componente importante de juego, de ironía cómica.

Eso es precisamente lo que le falta a ‘Operación Palace’. No se plantea un juego inteligente con el espectador, sino que se limita a crear un argumento absurdo al que da credibilidad una sucesión de testimonios cómplices. La imaginación, el trabajo minucioso y la brillantez del programa francés es imitada por Évole con trazos gruesos e imprecisos. ‘Operación Luna’ parte de hechos reales (Aldrin se hizo alcohólico, Nixon no asistió al lanzamiento del cohete, los astronautas hicieron decenas de miles de kilómetros para quedarse solamente tres horas sobre la luna…) y utiliza un debate ya existente sobre la realidad de las imágenes que nos llegaron del primer hombre pisando la luna (Karel alude a que Godard fue el primero en aparecer en el informativo de TF1 diciendo: «este directo es una farsa»). Por el contrario, ‘Operación Palace’ se aprovecha de las incógnitas sobre la gestación del golpe de estado de 1981 para plantear una tesis sin fundamento.

Évole utiliza una argucia promocional («¿Puede una mentira explicar una verdad?») que parece tomada del texto con el que la crítica internacional otorga el Premio del Jurado del Festival de Toronto (FIPRESCI) al film ‘Death of a President’ (otro ejercicio de hiperrealidad que contaba el asesinato de George Bush): «Por la audacia con la que distorsiona la realidad, para revelar una verdad más grande». El problema es que eso también era una gran mentira. Eso sí, al periodista le ha valido este programa para que desde anoche todos estemos hablando de su trabajo, por lo cual seguramente dará por bueno el descrédito personal que le va a suponer.

Toda la verdad sobre la llegada del hombre a la luna (I)
Toda la verdad sobre la llegada del hombre a la luna (II)
Toda la verdad sobre la llegada del hombre a la luna (y III)
Hiperrealidad, la luna y el gran Kubrick

David Cano es creador y editor de laGatera, fundador e impulsor de Atomible, autor del blog El Gato encerrado en telecinco.es, además de colaborar en el programa MorninGlory en Radioset y BeMad. Realiza labores de analista de social media y bloguero freelance.

  • Me llama la atención que a la mayoría de la crítica televisiva parece tener una opinión negativa sobre el programa y las encuestas que todos los periódicos tienen hoy sobre el tema muestran todas más de 70% de opiniones positivas.

    • Supongo que no es un patinazo porque sabía lo que hacía. Lo que pienso es que supondrá cierto descrédito personal para él.
      Solo me puede decepcionar alguien con quien tengo una relación en alguna medida afectiva. En este caso simplemente opino que es un trabajo torpe, mal concebido y poco trabajado, como digo en el artículo.

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